Bajo una lluvia de cristal sonoro,
nostálgico y feliz he caminado;
he sentido llover, y he recordado
aquella vieja paz que tanto añoro.
Volvió a latir en mí la edad de oro
de la infancia, traída del pasado
por ese olor a limpio y a mojado
donde esconden los campos su tesoro.
Cansados de soñar y siempre cuerdos,
mis pasos tiernamente se posaron
en las preciosas brumas de la calma.
No sé si fue la lluvia, o los recuerdos;
pero aún creo sentir que me dejaron
calado el corazón, mojada el alma.
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