martes, 6 de octubre de 2009

José Martí - Es rubia el cabello suelto

Es rubia: el cabello suelto
Da más luz al ojo moro:
Voy, desde entonces, envuelto
En un torbellino de oro.

La abeja estival que zumba
Más ágil por la flor nueva,
No dice, como antes, "tumba":
"Eva" dice: todo es "Eva".

Bajo, en lo oscuro, al temido
Raudal de la catarata:
¡Y brilla el iris, tendido
Sobre las hojas de plata!

Miro, ceñudo, la agreste
Pompa del monte irritado:
¡Y en el alma azul celeste
Brota un jacinto rosado!

Voy, por el bosque, a paseo
A la laguna vecina:
Y entre las ramas la veo,
Y por el agua camina.

La serpiente del jardín
Silba, escupe, y se resbala
Por su agujero: el clarín
Me tiende, trinando, el ala.

¡Arpa soy, salterio soy
Donde vibra el Universo:
Vengo del sol, y al sol voy:
Soy el amor: soy el verso!

Quiche


Ingredientes:

4 Huevos
250 g. de queso Emmental
250 g. de bacon
1 Tarrina de nata para cocinar
Un chorrito de leche
Mantequilla o margarina para el molde
Sal y pimienta
Una lámina de masa de hojaldre

Elaboración:

Se parte el queso en trocitos pequeños. Se limpia el bacon y se parte en trocitos. Ambos ingredientes se reservan.
En un bol se baten los huevos y se añade la nata con un chorrito de leche. Se añade un poquito de sal y de pimienta. Se remueve todo y se reserva.
Se pone el horno a calentar entre 180 y 210 grados. Mientras, se unta el molde de mantequilla (Para evitar que la masa se pegue se enharina la mesa y el propio rodillo previamente).
Una vez extendida, se pone la masa sobre el molde, se recorta lo que sobra y se pincha varias veces el fondo para evitar que se formen burbujas durante la cocción.
Se distribuye por todo el molde el queso y el bacon, y se añade el contenido del bol.
Con la masa sobrante se hacen tiras para decorar la parte superior de la quiche a modo de cuadrícula.
Se introduce en el horno a media altura durante 40 minutos. (OJO: Evitar abrir la puerta durante este tiempo).
A continuación se gratina a 140 grados.
Y… lista para COMER en caliente o… en frío!

María Zambrano - Delirio del Incrédulo

Bajo la flor, la rama
sobre la flor, la estrella
bajo la estrella, el viento;
¿Y más allá?
Más allá ¿no recuerdas?, sólo la nada
la nada, óyelo bien, mi alma,
duérmete, aduérmete en la nada.
Si pudiera, pero hundirme.

Bajo la flor, la rama...

Ceniza de aquel fuego, oquedad, agua espesa
y amarga, el llanto hecho sudor
la sangre que en su huida se lleva la palabra
y la carga vacía de un corazón sin marcha.

Bajo la flor, la rama...

De verdad ¿es que no hay nada?
Hay la nada.
La nada, óyelo bien, mi alma.
duérmete, aduérmete en la nada.
Y que no lo recuerdes. Era tu gloria.

Bajo la flor, la rama...

Más allá del recuerdo, en el olvido,
escucha en el soplo de tu aliento.
Mira en tu pupila misma dentro
en ese fuego que te abrasa, luz y agua.

Bajo la flor, la rama...

Mas no puedo, no puedo.
Ojos y oídos son ventanas.
Perdido entre mí mismo
no puedo buscar nada
no llego hasta la Nada.

Bajo la flor, la rama
sobre la flor, la estrella
bajo la estrella, el viento
¿Y más allá?
Más allá ¿no recuerdas?,
sólo la nada.