Ingredientes base tarta:
1 Huevo
100 gr. de mantequilla
1 Cucharada de levadura
Azúcar
Harina
Elaboración base tarta:
En una cacerola se echa el huevo, tres cucharadas de azúcar, 100 gr. de mantequilla y una cucharadita de levadura. Remover hasta formar una mezcla homogénea y añadir harina según nos pida.
Cubrir el fondo del molde con la masa que hemos elaborado.
Ingredientes relleno tarta:
¾ l de leche
100 gr. mantequilla
5 cucharadas de azúcar
2 yemas
2 cucharadas de maizena
sal y canela
Elaboración relleno tarta:
En una cacerola se echan dos vasos grandes de leche, 100 gr. de mantequilla, 5 cucharadas de azúcar, una pizca de sal y canela (o vainilla, según gusto).
Se pone al fuego y se remueve.
En el vaso de la batidora se echan 2 yemas, un vaso de leche grande y dos cucharadas bien colmadas de maizena y se bate todo bien.
Cuando la cazuela hierva se echa el contenido del vaso de la batidora.
Cuando la mezcla hierva y espese, se deja reposar y templar un rato y se echa encima de la masa.
Se adorna con la manzana echa lonchas finas y se mete al horno a temperatura media.
Cuando esté terminada, se saca y se deja enfriar.
Adornar por encima con mermelada y servir.
martes, 27 de enero de 2009
Rafael Alberti - Galope
Las tierras, las tierras, las tierras de España,
las grandes, las solas, desiertas llanuras.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
al sol y a la luna.
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!
A corazón suenan, resuenan, resuenan
las tierras de España, en las herraduras.
Galopa, jinete del pueblo,
caballo cuatralbo,
caballo de espuma.
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!
Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie;
que es nadie la muerte si va en tu montura.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
que la tierra es tuya.
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!
las grandes, las solas, desiertas llanuras.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
al sol y a la luna.
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!
A corazón suenan, resuenan, resuenan
las tierras de España, en las herraduras.
Galopa, jinete del pueblo,
caballo cuatralbo,
caballo de espuma.
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!
Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie;
que es nadie la muerte si va en tu montura.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
que la tierra es tuya.
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!
sábado, 24 de enero de 2009
Pechugas de pollo con salsa de pimienta verde
Ingredientes:
1 Pechuga de pollo entera por persona
200 ml Nata líquida para cocinar (para dos personas)
1 Cucharadita de pimienta verde en vinagre
1 Cucharada de Bovril (Concentrado de carne)
Elaboración:
En una cacerola ponemos la nata líquida a calentar removiendo constantemente, a continuación añadimos la pimiente verde con un poco de su caldo y por último una cucharada de Bovril, dejamos que todo los ingredientes se mezclen pero sin llegar a hervir.
Una vez terminada la salsa la dejamos reposar y la pasamos la batidora para evitarnos los tropezones de la pimienta entera.
Mientras en una plancha empezamos hacer las pechugas hasta que tomen un bonito color dorado.
Emplatamos las pechugas y ponemos la salsa de pimienta por encima.
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Carne,
Receta de Paco Boix,
Recetas
Oliverio Girondo - ¡Todo era Amor!
¡Todo era amor... amor!
No había nada más que amor.
En todas partes se encontraba amor.
No se podía hablar más que de amor.
Amor pasado por agua, a la vainilla,
amor al portador, amor a plazos.
Amor analizable, analizado.
Amor ultramarino.
Amor ecuestre.
Amor de cartón piedra, amor con leche...
lleno de prevenciones, de preventivos;
lleno de cortocircuitos, de cortapisas.
Amor con una gran M, con una M mayúscula,
chorreado de merengue,
cubierto de flores blancas...
Amor espermatozoico, esperantista.
Amor desinfectado, amor untuoso...
Amor con sus accesorios, con sus repuestos;
con sus faltas de puntualidad, de ortografía;
con sus interrupciones cardíacas y telefónicas.
Amor que incendia el corazón de los orangutanes,
de los bomberos.
Amor que exalta el canto de las ranas bajo las ramas,
que arranca los botones de los botines,
que se alimenta de encelo y de ensalada.
Amor impostergable y amor impuesto.
Amor incandescente y amor incauto.
Amor indeformable. Amor desnudo.
Amor amor que es, simplemente, amor.
Amor y amor... ¡y nada más que amor!
No había nada más que amor.
En todas partes se encontraba amor.
No se podía hablar más que de amor.
Amor pasado por agua, a la vainilla,
amor al portador, amor a plazos.
Amor analizable, analizado.
Amor ultramarino.
Amor ecuestre.
Amor de cartón piedra, amor con leche...
lleno de prevenciones, de preventivos;
lleno de cortocircuitos, de cortapisas.
Amor con una gran M, con una M mayúscula,
chorreado de merengue,
cubierto de flores blancas...
Amor espermatozoico, esperantista.
Amor desinfectado, amor untuoso...
Amor con sus accesorios, con sus repuestos;
con sus faltas de puntualidad, de ortografía;
con sus interrupciones cardíacas y telefónicas.
Amor que incendia el corazón de los orangutanes,
de los bomberos.
Amor que exalta el canto de las ranas bajo las ramas,
que arranca los botones de los botines,
que se alimenta de encelo y de ensalada.
Amor impostergable y amor impuesto.
Amor incandescente y amor incauto.
Amor indeformable. Amor desnudo.
Amor amor que es, simplemente, amor.
Amor y amor... ¡y nada más que amor!
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Poesía,
Poesía Oliverio Girondo
viernes, 23 de enero de 2009
Mousse de limón
Ingredientes:
4 yogures naturales
1 lata pequeña de leche condensada
1 vaso de zumo de limón
Elaboración:
Se bate todo en la batidora. Se sirve en vasitos muy pequeños, bien frío y acompañado de un barquillo de chocolate.
4 yogures naturales
1 lata pequeña de leche condensada
1 vaso de zumo de limón
Elaboración:
Se bate todo en la batidora. Se sirve en vasitos muy pequeños, bien frío y acompañado de un barquillo de chocolate.
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Postre,
Receta de Marina,
Recetas
Oliverio Girondo - Visita
No estoy.
No la conozco.
No quiero conocerla.
Me repugna lo hueco,
La afición al misterio,
El culto a la ceniza,
A cuanto se disgrega.
Jamás he mantenido contacto con lo inerte.
Si de algo he renegado es de la indiferencia.
No aspiro a transmutarme,
Ni me tienta el reposo.
Todavía me intrigan el absurdo, la gracia.
No estoy para lo inmóvil,
Para lo inhabitado.
Cuando venga a buscarme,
Díganle:
"se ha mudado".
No la conozco.
No quiero conocerla.
Me repugna lo hueco,
La afición al misterio,
El culto a la ceniza,
A cuanto se disgrega.
Jamás he mantenido contacto con lo inerte.
Si de algo he renegado es de la indiferencia.
No aspiro a transmutarme,
Ni me tienta el reposo.
Todavía me intrigan el absurdo, la gracia.
No estoy para lo inmóvil,
Para lo inhabitado.
Cuando venga a buscarme,
Díganle:
"se ha mudado".
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Poesía,
Poesía Oliverio Girondo
jueves, 22 de enero de 2009
Salmorejo
Ingredientes:
1,5 kilos de tomates muy maduros
1 diente de ajo hermoso
1/2 vaso de aceite de oliva
Picos de pana andaluces
Vinagre y sal al gusto
Huevo duro y jamón ibérico en tacos
Elaboración:
Con la batidora se mezclan todos los ingredientes. Esta masa se vierte en un pasapuré o un chino para eliminar la piel del tomate y las pepitas que hubieran podido quedar y, a continuación, se agrega sobre el pan. Se vuelve a usar la batidora hasta que quede una masa fina no muy espesa.
Se adorna con jamón serrano y huevos duros picados. Se toma fría.
1,5 kilos de tomates muy maduros
1 diente de ajo hermoso
1/2 vaso de aceite de oliva
Picos de pana andaluces
Vinagre y sal al gusto
Huevo duro y jamón ibérico en tacos
Elaboración:
Con la batidora se mezclan todos los ingredientes. Esta masa se vierte en un pasapuré o un chino para eliminar la piel del tomate y las pepitas que hubieran podido quedar y, a continuación, se agrega sobre el pan. Se vuelve a usar la batidora hasta que quede una masa fina no muy espesa.
Se adorna con jamón serrano y huevos duros picados. Se toma fría.
martes, 20 de enero de 2009
Miguel Hernández - Para la libertad
Para la libertad sangro, lucho y pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho. Dan espumas mis venas
y entro en los hospitales y entro en los algodones
como en las azucenas.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño,
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño
y aún tengo la vida.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho. Dan espumas mis venas
y entro en los hospitales y entro en los algodones
como en las azucenas.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño,
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño
y aún tengo la vida.
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Poesía,
Poesía Joan Manuel Serrat
sábado, 17 de enero de 2009
Creps de salmón
Ingredientes:
½ Kg. de salmón fresco
1 frasquito de piñones
½ l. de nata liquida
50 g. de mantequilla
½ tarrina de queso Philadelphia
1 cucharada de maicena
½ vaso de leche
Sal y Pimienta Blanca
Creps: Se pueden comprar hechos o hacerlos segun preparado.
Elaboración:
1. Se pone agua a hervir con un poco de sal, cuando este hirviendo echar el salmón y mover durante unos segundos, retirar del fuego y taparlo con una tapadera hasta que temple.
2. Dorar en una sartén los piñones con mantequilla, y dejar reservados para añadirlos posteriormente.
3. Salsa: Poner a cocer la nata en una cacerola, y en su punto de ebullición incorporar el queso y mover hasta su completa disolución.
Para que la salsa espese añadir a la misma la maicena disuelta en el medio vaso de leche y salpimentar al gusto.
4. Incorporar a la salsa la mitad de los piñones y el resto reservar para decorar el plato.
5. Posteriormente, reservar un poco de salsa para echar por encima de los creps antes de servir.
6. Por ultimo, escurrir el salmón e incorporar desmenuzado a la salsa mezclándolo bien.
7. Para emplatar rellenar los creps con este preparado a modo de rollito y regar con la salsa reservada y los piñones.
½ Kg. de salmón fresco
1 frasquito de piñones
½ l. de nata liquida
50 g. de mantequilla
½ tarrina de queso Philadelphia
1 cucharada de maicena
½ vaso de leche
Sal y Pimienta Blanca
Creps: Se pueden comprar hechos o hacerlos segun preparado.
Elaboración:
1. Se pone agua a hervir con un poco de sal, cuando este hirviendo echar el salmón y mover durante unos segundos, retirar del fuego y taparlo con una tapadera hasta que temple.
2. Dorar en una sartén los piñones con mantequilla, y dejar reservados para añadirlos posteriormente.
3. Salsa: Poner a cocer la nata en una cacerola, y en su punto de ebullición incorporar el queso y mover hasta su completa disolución.
Para que la salsa espese añadir a la misma la maicena disuelta en el medio vaso de leche y salpimentar al gusto.
4. Incorporar a la salsa la mitad de los piñones y el resto reservar para decorar el plato.
5. Posteriormente, reservar un poco de salsa para echar por encima de los creps antes de servir.
6. Por ultimo, escurrir el salmón e incorporar desmenuzado a la salsa mezclándolo bien.
7. Para emplatar rellenar los creps con este preparado a modo de rollito y regar con la salsa reservada y los piñones.
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Pescado,
Receta de Myriam,
Recetas
Pablo Milanés - Yo pisaré las calles nuevamente
Yo pisaré las calles nuevamente
de lo que fue Santiago ensangrentada,
y en una hermosa plaza liberada
me detendré a llorar por los ausentes.
Yo vendré del desierto calcinante
y saldré de los bosques y los lagos,
y evocaré en un cerro de Santiago
a mis hermanos que murieron antes.
Yo unido al que hizo mucho y poco
al que quiere la patria liberada
dispararé las primeras balas
más temprano que tarde, sin reposo.
Retornarán los libros, las canciones
que quemaron las manos asesinas.
Renacerá mi pueblo de su ruina
y pagarán su culpa los traidores.
Un niño jugará en una alameda
y cantará con sus amigos nuevos,
y ese canto será el canto del suelo
a una vida segada en La Moneda.
Yo pisaré las calles nuevamente
de lo que fue Santiago ensangrentada,
y en una hermosa plaza liberada
me detendré a llorar por los ausentes.
de lo que fue Santiago ensangrentada,
y en una hermosa plaza liberada
me detendré a llorar por los ausentes.
Yo vendré del desierto calcinante
y saldré de los bosques y los lagos,
y evocaré en un cerro de Santiago
a mis hermanos que murieron antes.
Yo unido al que hizo mucho y poco
al que quiere la patria liberada
dispararé las primeras balas
más temprano que tarde, sin reposo.
Retornarán los libros, las canciones
que quemaron las manos asesinas.
Renacerá mi pueblo de su ruina
y pagarán su culpa los traidores.
Un niño jugará en una alameda
y cantará con sus amigos nuevos,
y ese canto será el canto del suelo
a una vida segada en La Moneda.
Yo pisaré las calles nuevamente
de lo que fue Santiago ensangrentada,
y en una hermosa plaza liberada
me detendré a llorar por los ausentes.
lunes, 12 de enero de 2009
Pastel de carne
Ingredientes:
1 Kilo de carne picada (mitad ternera y mitad cerdo)
1 Huevo
Pan rallado
Media Lata de cerveza
4 Ajos
1 Cebolla
1 Paquete de beicon ahumado
Sal y pimienta molida
Elaboración:
En un bol ponemos la carne picada y salpimentamos, añadimos 1 cebolla y cuatro dientes de ajos muy picaditos, un huevo batido, media lata de cerveza y removemos todo.
A continuación añadimos 2 cucharadas colmadas de pan rallado.
Forramos con lonchas de beicon un molde de plunk cake alargado y colocamos las lonchas en vertical, tienen que sobresalir por los laterales del molde, a continuación añadimos la masa que hemos preparado con la carne y con ayuda de una espátula apretamos bien para que quede compacta, con las tiras de beicon que sobran por los laterales tapamos la carne.
Metemos en el horno precalentado media hora a 200 grados.
Una vez horneado, desmoldamos y le damos la vuelta al pastel, quedando el beicon arriba.
Como guarnición podemos acompañarle con un puré de patatas (patatas, agua, matequilla, sal y nuez moscada).
Gabriel Celaya - La poesía es un arma cargada de futuro
Cuando ya nada se espera personalmente exaltante más se palpita
y se sigue mas acá de la conciencia
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,
cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las barbaras, terribles, amorosas crueldades.
Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que siento excesivo.
Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.
Poesía para pobre, poesía necesaria,
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir quien somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mi a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales me ensancho.
Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo que por eso con técnica, que puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.
Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
Son palabras que todos reeeepetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.
y se sigue mas acá de la conciencia
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,
cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las barbaras, terribles, amorosas crueldades.
Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que siento excesivo.
Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.
Poesía para pobre, poesía necesaria,
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir quien somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mi a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales me ensancho.
Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo que por eso con técnica, que puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.
Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
Son palabras que todos reeeepetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.
sábado, 10 de enero de 2009
Chocolatísimo
Ingredientes:
4 Moldes de flan
100 g. chocolate fondant
100 g. mantequilla
2 huevos
40 g. azúcar
40 g. harina
Azúcar glasé
Elaboración:
Separamos las yemas de las claras y montamos éstas a punto de nieve con un pellizco de sal.
Fundimos al baño maría primero la mantequilla y a continuación añadimos el chocolate (troceado) hasta que quede una masa uniforme y sin grumos.
Clarificamos las yemas con el azúcar hasta duplicar su volumen, a continuación añadimos la harina tamizada y mezclamos con movimientos envolventes.
Repetimos el proceso agregando el chocolate y la mantequilla fundidos y después, las claras montadas a punto de nieve.
Ponemos la mezcla en las flaneras engrasadas y enharinamos (la mezcla sube un dedo) y congelamos 6 horas.
Cuando lo queramos servir, las sacamos 7 minutos antes del congelador y las metemos en el horno precalentado a 250 grados o al máximo, durante cinco minutos (recomiendo vigilarlo hasta que la masa de las flaneras formen una costra exterior). Tiene que quedar hecho por fuera y fundido por dentro.
Para su presentación desmoldamos y adornamos con azúcar glasé.
Servir inmediatamente por que tiene que estar caliente, si se enfria podemos darle un golpe de calor en el microondas.
4 Moldes de flan
100 g. chocolate fondant
100 g. mantequilla
2 huevos
40 g. azúcar
40 g. harina
Azúcar glasé
Elaboración:
Separamos las yemas de las claras y montamos éstas a punto de nieve con un pellizco de sal.
Fundimos al baño maría primero la mantequilla y a continuación añadimos el chocolate (troceado) hasta que quede una masa uniforme y sin grumos.
Clarificamos las yemas con el azúcar hasta duplicar su volumen, a continuación añadimos la harina tamizada y mezclamos con movimientos envolventes.
Repetimos el proceso agregando el chocolate y la mantequilla fundidos y después, las claras montadas a punto de nieve.
Ponemos la mezcla en las flaneras engrasadas y enharinamos (la mezcla sube un dedo) y congelamos 6 horas.
Cuando lo queramos servir, las sacamos 7 minutos antes del congelador y las metemos en el horno precalentado a 250 grados o al máximo, durante cinco minutos (recomiendo vigilarlo hasta que la masa de las flaneras formen una costra exterior). Tiene que quedar hecho por fuera y fundido por dentro.
Para su presentación desmoldamos y adornamos con azúcar glasé.
Servir inmediatamente por que tiene que estar caliente, si se enfria podemos darle un golpe de calor en el microondas.
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Receta de Marina,
Recetas
Mario Benedetti - Hagamos un trato
Compañera
usted sabe
que puede contar
conmigo
no hasta dos
ni hasta diez
sino contar
conmigo.
Si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo.
Si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo.
Pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con ustedes tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe
que puede
contar conmigo
usted sabe
que puede contar
conmigo
no hasta dos
ni hasta diez
sino contar
conmigo.
Si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo.
Si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo.
Pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con ustedes tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe
que puede
contar conmigo
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Poesía Mario Benedetti
viernes, 9 de enero de 2009
Tarta de piña
Ingredientes:
1 Bote de medio kilo de piña en su jugo
2 Sobres de gelatina de piña Royal
2 Botes de nata para cocinar 400 ml
1 Paquete de bizcochos de soletillas
1 Vaso y medio de azúcar (Yo pongo un vaso)
1 Vaso de agua
Caramelo líquido
Elaboración:
Poner en un cazo el jugo de piña, la nata, la gelatina, el azúcar y el agua. Calentar la mezcla hasta que este a punto de hervir moviendo constantemente, apartar del fuego y dejar reposar.
Por otro lado, caramelizar un molde y colocar las rodajas de piña, añadir la mezcla anterior y cubrir con las soletillas hundiéndolas para que se empapen con la mezcla.
Enfriar en el frigorífico durante cuatro horas y desmoldar (quedarán los bizcochos abajo y las rodajas de piña arriba.
1 Bote de medio kilo de piña en su jugo
2 Sobres de gelatina de piña Royal
2 Botes de nata para cocinar 400 ml
1 Paquete de bizcochos de soletillas
1 Vaso y medio de azúcar (Yo pongo un vaso)
1 Vaso de agua
Caramelo líquido
Elaboración:
Poner en un cazo el jugo de piña, la nata, la gelatina, el azúcar y el agua. Calentar la mezcla hasta que este a punto de hervir moviendo constantemente, apartar del fuego y dejar reposar.
Por otro lado, caramelizar un molde y colocar las rodajas de piña, añadir la mezcla anterior y cubrir con las soletillas hundiéndolas para que se empapen con la mezcla.
Enfriar en el frigorífico durante cuatro horas y desmoldar (quedarán los bizcochos abajo y las rodajas de piña arriba.
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Receta de Mercedes,
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Constantino P. Cavafis - Ítaca
Cuando empieces tu ida hacia Ítaca,
desea que el camino sea largo,
lleno de peripecias, lleno de conocimientos.
A los Lestrígones y a los Cíclopes,
al encolerizado Poseidón no temas,
tales cosas en tu camino nunca las encontrarás,
si tu mirada permanece alta, si una escogida
emoción a tu alma y a tu cuerpo les guía.
A los Lestrígones y a los Cíclopes,
al fiero Poseidón no los encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si tu alma no los coloca delante de ti.
Desea que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas estivales
en que con cuánta satisfacción, con qué alegría
entrarás en puertos por primera vez vistos.
Haz un alto en los mercados fenicios,
y adquiere hermosas cosas,
nácares y corales, ámbares y ébanos,
y sensuales perfumes de todas clases,
los más abundantes y sensuales perfumes que puedas.
Visita muchas ciudades egipcias,
aprende y aprende de los instruidos.
Siempre en tu mente ten a Itaca.
La llegada a allí es tu destino.
Pero no precipites el viaje en absoluto.
Es mejor que muchos años dure.
Y que, ya anciano, arribes a la isla,
rico con cuanto obtuviste en el camino,
sin esperar que riquezas te dé Itaca.
Itaca te dio el hermoso viaje.
Sin ella no hubieras emprendido el camino.
No puede darte nada más.
Aunque la encuentres pobre, Ítaca no te engañó.
Tan sabio como te has hecho, con tanta experiencia,
ahora ya habrás comprendido qué significan las Itacas.
desea que el camino sea largo,
lleno de peripecias, lleno de conocimientos.
A los Lestrígones y a los Cíclopes,
al encolerizado Poseidón no temas,
tales cosas en tu camino nunca las encontrarás,
si tu mirada permanece alta, si una escogida
emoción a tu alma y a tu cuerpo les guía.
A los Lestrígones y a los Cíclopes,
al fiero Poseidón no los encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si tu alma no los coloca delante de ti.
Desea que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas estivales
en que con cuánta satisfacción, con qué alegría
entrarás en puertos por primera vez vistos.
Haz un alto en los mercados fenicios,
y adquiere hermosas cosas,
nácares y corales, ámbares y ébanos,
y sensuales perfumes de todas clases,
los más abundantes y sensuales perfumes que puedas.
Visita muchas ciudades egipcias,
aprende y aprende de los instruidos.
Siempre en tu mente ten a Itaca.
La llegada a allí es tu destino.
Pero no precipites el viaje en absoluto.
Es mejor que muchos años dure.
Y que, ya anciano, arribes a la isla,
rico con cuanto obtuviste en el camino,
sin esperar que riquezas te dé Itaca.
Itaca te dio el hermoso viaje.
Sin ella no hubieras emprendido el camino.
No puede darte nada más.
Aunque la encuentres pobre, Ítaca no te engañó.
Tan sabio como te has hecho, con tanta experiencia,
ahora ya habrás comprendido qué significan las Itacas.
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Poesía Constantino P. Cavafis
jueves, 8 de enero de 2009
Bizcocho de zanahoria
Ingredientes:
250 gr harina
1 Sobre de levadura Royal
1 pizca de sal
2 cucharaditas de canela molida
175 gr de azúcar
225 gr mantequilla (o 200-225 ml aceite de girasol)
2 huevos
175 gr de zanahorias ralladas
100 gr nueces picadas (Es voluntario, yo echo un poco menos)
50 gr de coco (Es voluntario)
Para adornar (voluntario):
25 gr mantequilla a temperatura ambiente
150 gr queso philadelphia
225 gr azucar glace
2 gotas de esencia de vainilla o zumo de naranja o limón.
Elaboración:
Mezcla harina, levadura, sal, canela y azúcar en un bol.
Derrite la mantequilla ligeramente a fuego lento y añádela (o el aceite de girasol) a la mezcla anterior.
Añade los huevos batidos, las zanahorias ralladas y las nueces.
Echa la mezcla en un recipiente para horno metálico (previamente untado con mantequilla y espolvoreado de harina).
Hornea (horno precalentado) a 180º a media altura durante 1h aproximadamente.
Cuando esté hecha, sácala a una bandeja de rejilla de las del horno (ten cuidado si está muy caliente pq se parte) y deja que se enfríe.
Mientras, para hacer el topping, remueve la mantequilla hasta que esté cremosa, añade el queso el azúcar glace (échalo todo aunque te parezca mucho)y la vainilla y mezcla hasta que quede uniforme y sin grumos.
Cuando el bizcocho esté frío, unta la mezcla por encima y por los bordes.
Yo últimamente tb abro el bizcocho por la mitad y unto otra capita por dentro... mmmmmm
Espero que te quede rica.
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Receta de Myriam,
Recetas
Mario Benedetti - Táctica y estrategia
Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos
mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible
mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos
mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos
mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
No sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites
mirarte
aprender como sos
quererte como sos
mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible
mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos
mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos
mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
No sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites
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Poesía,
Poesía Mario Benedetti
miércoles, 7 de enero de 2009
Milanesas de pollo
Ingredientes:
1 Pechuga de pollo fileteada por comensal (Con el corte no muy fino).
2 Huevos
Queso para fundir en lonchas
Beicon en lonchas
2 Tomates naturales
1 Bote de tomate frito
Sal, orégano y pan rallado (ajo y perejil)
Elaboración:
Salpimentamos las pechugas de pollo, las pasamos por huevo batido y las empanamos con pan rallado (lo venden con ajo y perejil) y repetimos la operación las pasamos por huevo batido y pan rallado.
Las introducimos en el horno precalentado a 200 º cinco minutos por cada lado.
Las sacamos del horno y le ponemos encima una capa tomate frito, encima una loncha de queso (que cubra bien la pechuga), encima una loncha de beicon, dos rajitas de tomate natural y adornamos con orégano.
Las introducimos de nuevo en el horno hasta que el queso se funda.
Lo típico es acompañarlas con patatas fritas, pero yo las acompaño de ensalada para que sean menos calóricas.
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Receta de Marina,
Recetas
Oliverio Girondo - Llorar a lágrima viva...
Llorar a lágrima viva.
Llorar a chorros.
Llorar la digestión.
Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.
Abrir las canillas, las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma, la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología, llorando.
Festejar los cumpleaños familiares, llorando.
Atravesar el África, llorando.
Llorar como un cacuy, como un cocodrilo...
si es verdad que los cacuíes y los cocodrilos
no dejan nunca de llorar.
Llorarlo todo, pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz, con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo, por la boca.
Llorar de amor, de hastío, de alegría.
Llorar de frac, de flato, de flacura.
Llorar improvisando, de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!
Llorar a chorros.
Llorar la digestión.
Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.
Abrir las canillas, las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma, la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología, llorando.
Festejar los cumpleaños familiares, llorando.
Atravesar el África, llorando.
Llorar como un cacuy, como un cocodrilo...
si es verdad que los cacuíes y los cocodrilos
no dejan nunca de llorar.
Llorarlo todo, pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz, con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo, por la boca.
Llorar de amor, de hastío, de alegría.
Llorar de frac, de flato, de flacura.
Llorar improvisando, de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!
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Poesía,
Poesía Oliverio Girondo
martes, 6 de enero de 2009
Carrilleras en salsa
Ingredientes:
Carrilleras de cerdo o de ternera ( una por persona)
Carrilleras de cerdo o de ternera ( una por persona)
2 zanahorias
2 cebollas
3 dientes de ajo
1 vaso de vino tinto
¼ de vaso de aceite
Tomillo, laurel, orégano, sal y pimienta.
Elaboración:
Lavar las carrilleras y poner en adobo con el vino, el aceite, las zanahoras a rodajas, una cebolla a cascos, los ajos (darles un golpe y chafarlos un poco) las hierbas aromáticas, sal y pimienta, a ser posible toda la noche. Dar la vuelta a las carrilladas al menos dos veces para que todas esten impregnadas.
Poner en una cacerola la otra cebolla a freir con un poquito de aceite, dar unas vueltas y cuando este un poco pochada, añadir escurridas las carrilladas, dorar un poco, echarle por encima todo el adobo y añadir un vaso o vaso y medio de agua; hervir hasta que estén tiernas, (dos horas mas o menos) si hace falta añadir agua. (En la olla a presión 45 m. mas o menos y necesita menos agua, claro)
Sacar las carrilladas, triturar la salsa e incorporarlas de nuevo.
Se acompaña con puré de patatas o patatas fritas o patatas cocidas o arroz blanco. Bueno con lo que te salga del alma.
Elaboración:
Lavar las carrilleras y poner en adobo con el vino, el aceite, las zanahoras a rodajas, una cebolla a cascos, los ajos (darles un golpe y chafarlos un poco) las hierbas aromáticas, sal y pimienta, a ser posible toda la noche. Dar la vuelta a las carrilladas al menos dos veces para que todas esten impregnadas.
Poner en una cacerola la otra cebolla a freir con un poquito de aceite, dar unas vueltas y cuando este un poco pochada, añadir escurridas las carrilladas, dorar un poco, echarle por encima todo el adobo y añadir un vaso o vaso y medio de agua; hervir hasta que estén tiernas, (dos horas mas o menos) si hace falta añadir agua. (En la olla a presión 45 m. mas o menos y necesita menos agua, claro)
Sacar las carrilladas, triturar la salsa e incorporarlas de nuevo.
Se acompaña con puré de patatas o patatas fritas o patatas cocidas o arroz blanco. Bueno con lo que te salga del alma.
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Carne,
Receta de Chipo,
Recetas
Oliverio Girondo - No se me importa un pito...
No se me importa un pito que las mujeres
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de sorportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono,
bajo ningún pretexto, que no sepan volar.
Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase,
tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?
¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo
y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,
volaba del comedor a la despensa.
Volando me preparaba el baño, la camisa.
Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando,
de algún paseo por los alrededores!
Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.
"¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos,
ya me abrazaba con sus piernas de pluma,
para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia
que nos aproximaba al paraíso;
durante horas enteras nos anidábamos en una nube,
como dos ángeles, y de repente,
en tirabuzón, en hoja muerta,
el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...,
aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!
¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...
la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea,
¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?
¿Verdad que no hay diferencia sustancial
entre vivir con una vaca o con una mujer
que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender
la seducción de una mujer pedestre,
y por más empeño que ponga en concebirlo,
no me es posible ni tan siquiera imaginar
que pueda hacerse el amor más que volando.
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de sorportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono,
bajo ningún pretexto, que no sepan volar.
Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase,
tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?
¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo
y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,
volaba del comedor a la despensa.
Volando me preparaba el baño, la camisa.
Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando,
de algún paseo por los alrededores!
Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.
"¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos,
ya me abrazaba con sus piernas de pluma,
para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia
que nos aproximaba al paraíso;
durante horas enteras nos anidábamos en una nube,
como dos ángeles, y de repente,
en tirabuzón, en hoja muerta,
el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...,
aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!
¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...
la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea,
¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?
¿Verdad que no hay diferencia sustancial
entre vivir con una vaca o con una mujer
que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender
la seducción de una mujer pedestre,
y por más empeño que ponga en concebirlo,
no me es posible ni tan siquiera imaginar
que pueda hacerse el amor más que volando.
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